“Ahora la Estación duerme. Ya no hay trenes, campanadas, ni siquiera algún riel suelto que haya quedado como recuerdo. Los milicos la cerraron y durante mucho tiempo cayó en desgracia, botada, triste y solitario, con el esqueleto derrotado y lleno de caca de paloma. Tiempo después cuando los milicos se fueron, en su lugar instalaron un centro cultural. Aprovecharon los huesos de la estación y los hermosearon, sacándole la mierda y el olor a meado. Ahora la cuidad respira su cuota mínima de arte en
miércoles, 17 de agosto de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario