miércoles, 17 de agosto de 2011

“Ahora la Estación duerme. Ya no hay trenes, campanadas, ni siquiera algún riel suelto que haya quedado como recuerdo. Los milicos la cerraron y durante mucho tiempo cayó en desgracia, botada, triste y solitario, con el esqueleto derrotado y lleno de caca de paloma. Tiempo después cuando los milicos se fueron, en su lugar instalaron un centro cultural. Aprovecharon los huesos de la estación y los hermosearon, sacándole la mierda y el olor a meado. Ahora la cuidad respira su cuota mínima de arte en la Estación Mapocho. Por ella desfilan exposiciones, obras de teatro, un lugar de paso donde la cultura va y viene. Llega, saluda, hace su gracia, pero nunca se queda por mucho tiempo. En eso se ha convertido la vieja Estación Mapocho.”

Mapocho

Nona Fernández

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