lunes, 26 de marzo de 2012



Cuando trabajas en una biblioteca y/ o librería, ya tienes claro que hay un círculo de escritores de tu país  y de países limítrofes que son conocidos por su calidad narrativa, marketing editorial o ambas al mismo tiempo.
Barajas un grupo de diez o quince nombres de los escribas, que aparecen en los suplementos culturales, programas de libros etc etc. Muchos no comulgan con estos rostros, muchos no se sienten conformes con los productos narrativos multinacionales, pero es una realidad que sirve para mover el mercado del libro, que de pomposo y millonario no tiene nada.

Muy rara vez aparece en tus manos, un nombre que ya has escuchado dentro de todos esos círculos. Hace un par de días, la excepción se dio en mi camino, a mi manos  llego un libro de cuentos de un hombre llamado  Maori Pèrez, prosa pulida y mínima, bella, ¡ y casi siempre solitaria. Son esos libros que aparecen, que quizás nunca crucen  la frontera del país y que en par de años sea difícil hasta de encontrar un ejemplar, pero en eso radica un poco la belleza de la literatura.


2 comentarios:

mario skan dijo...

Anoto Colega ese nombre. Hace poco conseguí para la biblioteca Cementerio de animales traducido por César Aíra, todo una joya. Comencé a leerlo y su prosa es tan enredada que hay que llevar una tijera para cortar los nudos. supongo que es hasta que los ojos se acostumbren.
saludos Leox

e. r. dijo...

Hola Leox, también apunto este nombre. EStuve mirando recién la revista 60watts y la verdad es que hay mucho de literatura de chile para leer, en la generación de -30, digo.
Saludos!