Las estanterías estaban por el suelo, los pasillos por donde varias personas caminaban eligiendo el próximo compañero para los futuros quince días, apilaban una mezcla de madera y libros abiertos.
La reconstrucción comienza, agrupar los libros, llamar a arquitectos, para el nuevo diseño. Mientras recogíamos los libros. ¡RING! , ¡RING! Teléfono. Lectores anónimos, gente que señala que tenia que devolver un libro , pero que su casa quedo hecha un desastre o que el mar barrio con parte de ella y que por ese motivo no podía llegar a la biblioteca a dejar el libro. La repuesta: no se preocupe, la biblioteca esta cerrada y los libros no tienen multas.
La sensación de una persona que después de vivir un terremoto, llame a la biblioteca, preocupada por devolver un libro , te hace retomar el espíritu en los habitantes de la cuidad , no solo hay saqueadores de supermercados , sino que hay bellos lectores.
La lectora b , el hombre auster etc , todos y cada uno volverán , a perder bellamente el tiempo recorriendo estanterías.
“vendrán nuevos rostros , vendrán nuevos días”